jueves, 31 de mayo de 2012

YO, EDUCADORA SOCIAL

CURSAM - Ciegos Universitarios para la recuperación de la Solidaridad y la Ayuda Mutua




Ana Eugenia Venegas es diplomada en Educación Social.

    ¿Qué es un educador social, cuáles son sus competencias y ámbitos? ¿Está justificada su presencia en nuestra oferta profesional?  A través de estas líneas intentaré dar respuesta a estas preguntas utilizando mis experiencias y conocimientos.

    Un educador social es una persona que ha adquirido competencias en educación emancipadora y que está vocacionalmente motivada para mejorar la vida de sus usuarios.
La definición académica es la siguiente:
“El educador social es un agente educativo que interviene en la realidad sociocultural para mejorarla y ayudar en la emancipación de personas con dificultades sociales o en riesgo de exclusión social”.

    La diplomatura de Educación social fue establecida en España por el Real Decreto 1420/1991 de 30 de agosto (BOE de 10 de octubre de 1991). Se puede cursar en la UNED que es lo que yo he hecho, como todo estudiante de la UNED me he comprado manuales, me he bajado apuntes de internet y me he “hinchado” de estudiar porque como sabéis aquí nadie te explica nada y en el examen entra todo.
El educador social trabaja en los campos de la educación no formal, educación de adultos, educación de poblaciones de riesgo, inserción social de personas desadaptadas, etc. Sus campos de actuación son tres: Educación de adultos, Animación sociocultural y Educación social especializada.

    ¿Qué actividades estoy realizando o he realizado como educadora social?
Mi primera experiencia como educadora social fue en una comunidad terapéutica donde los usuarios eran personas con dependencias diversas, interveníamos con drogodependientes, ludópatas y sectadependientes.
Todas estas personas tenían en común problemas con sus comportamientos adictivos, aunque el origen y las causas eran bien diferentes. Dentro del equipo multidisciplinar había psiquiatras, enfermeras, terapeutas, psicólogos, trabajadores sociales y como nueva profesión para el equipo estaba la educadora social.

    Las intervenciones con estos usuarios son multinivel: problemas de salud, legales, disciplinarios, de conducta, de habilidades para la vida diaria…. El educador social se encarga en estos casos de la educación en habilidades sociales, laborales, autoestima, conductas y ocio saludable.
La experiencia en Hacienda de Toros, que así se llamaba el centro, fue tutorizada por un psicólogo experto en sectas, desde entonces estoy involucrada en esos temas, manteniendo contacto con José Miguel Cuevas Barranquero que es la persona que me inició y con otros muchos investigadores y afectados por esta problemática.

    Mi segunda experiencia fue en Cruz Roja, y ahí me quedé pillada, no os podéis imaginar las necesidades que están surgiendo en nuestro país, cada vez tenemos más usuarios. ¿Cómo se organiza este trabajo social? Cuando llegué a Cruz Roja descubrí que se organizaban en Proyectos, que se desarrollaban programas y a la vez estos se materializaban en actividades.

    En primer lugar me uní al programa Interlabora pagado con fondos europeos y que atendía a emigrantes con historial de desempleo y legalmente establecidos en nuestro país. Los usuarios eran entrevistados por una trabajadora social que recogía sus situaciones, formación y experiencia en un expediente y valoraba las necesidades de actividad formativa que estábamos en condiciones de proporcionarles.

    De ahí parte mi experiencia como profesora de inglés. Impartimos dos niveles: Básico y Medio-Alto, con un objetivo claro: dotar a los usuarios de herramientas con las que poder defenderse en un contexto multilingüístico en el que vivimos en la Costa del Sol.

    En mis clases pretendo que se aprenda y se practique, utilizo las nuevas tecnologías para ejemplificar y para dinamizar las sesiones. Sobre todo procuro que los conocimientos y el nivel se adapte a los usuarios, de manera que tenemos dos niveles y en ellos se practican situaciones del día a día en entornos laborales cercanos: la hostelería, el comercio y los servicios en general.

    En seguida me pidieron que me encargara de los talleres de habilidades para el empleo. En estas actividades preparamos a grupos reducidos para enfrentarse al mercado laboral actual. Las particularidades del mercado laboral hoy en día exigen el conocimiento de habilidades para darnos a conocer a través de las nuevas tecnologías: Cómo hacer un curriculum, una carta de presentación, darse de alta en las páginas de empleo, anunciarse en los periódicos de anuncios digitales y cómo proceder en las entrevistas de trabajo (indumentaria, modales, usar información prevista etc.). También trabajamos las habilidades sociales como la empatía, la autoestima, la escucha activa, la comunicación no verbal. Les pongo vídeos sobre cómo debemos proceder y cómo no, aprendiendo y divirtiéndose a la vez.

    Como no hay dos sin tres me pidieron que diera los talleres de “informática adaptada a la búsqueda de empleo” y de igual manera me programé los talleres que duran dos semanas con cuatro horas diarias. Durante el taller tratamos sobre la informática a nivel usuario, abriendo cuentas de correo electrónico, preparando curriculums, dándonos de alta en las páginas de empleo como Infojob y otras muchas… Este taller es duro, duro de pelar, no sabéis lo difícil que es tener ocho usuarios de los cuales cinco son marroquíes, un o una rusa o ucraniana y un sudamericano. Es difícil cumplir objetivos pero divertido, divertidísimo, los rusos como todos sabéis escriben en cirílico y los marroquíes en árabe, así que os podéis imaginar las cosas que tengo que corregir y lo agotadita que salgo después de haberles explicado los formalismos de una carta de presentación. Por ejemplo “Estimado/a Sr./Sra.”, pues para explicar que nuestras cartas pueden empezar así es tronchante!!! La verdad es que son todos encantadores, siempre hacemos una pequeña fiesta al final de los talleres y cada uno trae la especialidad de su país. Es ante la diversidad culinaria cuando me doy cuenta de qué estupendo es el mundo!!!

    Fue el año pasado, en primavera, que estaba atendiendo a todos estos inmigrantes cuando surgió la necesidad de atender a ciudadanos españoles y comunitarios en general. Encontré que en Cruz Roja se estaba desarrollando el Programa Incorpora, financiado por la Caixa, para la inserción laboral de españoles en riesgo de exclusión social. Me encargaron implementarlo en Marbella dirigida por los expertos de Cruz Roja de Málaga.

    El Programa Incorpora atiende a comunitarios en paro con riesgo de exclusión social: personas con discapacidad, mujeres mayores de 40 años o con historial de malos tratos o adicciones. Lo primero era detectar la necesidad del servicio, eso se hace desde otros programas de Cruz Roja como el de alimentos, ropero o directamente de usuarios de la asistente social. Cuando una persona llega a Cruz Roja a pedir alimentos, se le hace una entrevista para determinar su situación, de esa forma me eran derivadas las usuarias. Posteriormente yo las citaba y con la guía de un formulario iba conformando las carencias formativas, las posibilidades de mejorar sus expectativas y proporcionando orientación laboral. Al  mismo tiempo se está trabajando con empresas, a las que se le ofertan nuestros usuarios ya seleccionados y formados, esta relación se llama intermediación y son muchos los usuarios a los que hemos ayudado a encontrar trabajo. Al igual que con los usuarios de Interlabora, los inmigrantes, las usuarias de Incorpora son formadas en inglés básico o medio orientado a la búsqueda de empleo especialmente el sector servicios, infomática y habilidades personales y para el empleo.

    Por último, acabamos de poner en marcha el programa “Hambre en la Abundancia” con una serie de charlas y actividades por los colegios de secundaria de Marbella. El objetivo de este programa es concienciar a todas las personas y en lo que a mí toca a los jóvenes de la crisis alimentaria en el Cuerno de África. He realizado una presentación adaptada a la edad de los usuarios, en la que se ve y se comenta la grave situación que viven Somalia, Kenia y Etiopía, cómo son esos países y sus gentes cuando no están en estado de hambruna y qué estamos haciendo desde Cruz Roja. Realizamos una actividad para empatizar con los afectados de la crisis que deja muy reflexivos a los chicos: les escondo una caja que contiene dos embases de tierra y semillas, cuando lo encuentran tienen que desembalarlo, se lo pongo difícil, mientras me dedico a darle toquecitos para que se les caiga, para que piensen en los piratas y todos los violentos que no los dejan vivir en paz, cuando lo consiguen y meten la semilla en la tierra, tienen que buscar el agua, que también se la he escondido. Cuando acaban la actividad comprenden la vida tan complicada que tienen estas personas en África y por qué no se puede pensar en educación o investigación o dignificación, cuando se tiene tan difícil comer. Este es el momento que les enseño la pirámide de Maslow y la comprenden.

    Y bueno, esta es mi experiencia como educadora social. Solo puedo deciros que me hace muy feliz, también me hace sufrir porque hay muchas cosas que no puedo solucionar. Otras veces me enfada ver que hay tantas personas que es que no tienen ganas de que mejoren las cosas o que nos relacionemos  mejor, con diálogo y en paz, pero entonces me digo: ¡Niña, concéntrate en lo que puedes mejorar porque tú no eres Dios!

1 comentario:

  1. Sabes que me encanta como escribes ,con lo cual ya me tienes la mitad ganado,pero es que en este caso se que todo lo que has dicho es así,tal como lo cuentas,pero dejame que te diga algo que no cuentas en el artículo y es el tremendo esfuerzo que supone hacer una carrera en la UNED (jo y con esas notas)y ademas la pasion y la dedicacion que le pones a todo lo que emprendes,los madrugones para ir a Hacienda de Toro a las siete de la mañana con un frio que pelaba ,luego preparar todos los cursos de la Cruz Roja,toda tu labor como voluntaria,la colaboracion en programas de radio,etc.etc.Pilotilla ERES increible.Te quiero,

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