martes, 8 de septiembre de 2015

Sylvia G Ganancia "A Flor de Alma" en Marbella

    El jueves pasado se inauguró en el Centro Cultural Cortijo Miraflores una exposición muy especial de la artista francesa de origen sefardí y afincada en Marbella Sylvia G. Ganancia. Al evento acudieron numerosos amigos, amantes de las artes, el cónsul de Israel en Andalucía que es a su vez el presidente de la comunidad judía de nuestra ciudad, el Imán de Marbella y una buena representación de la municipalidad con el alcalde Pepe Bernal a la cabeza.

    La obra que nos muestra Sylvia es un homenaje a la convivencia española del Siglo de Oro donde distintas creencias convivían compartiendo espacio en paz. La autora es una persona muy espiritual que cree que las opciones religiosas dependen de en qué familia se haya nacido y que todos los hombres confluyen en una sola alma, que sería un lugar de encuentro maravilloso si fomentáramos el AMOR, la comprensión, el gusto por la diferencia y la solidaridad.

    Las creaciones de la artista son más que cuadros, son instalaciones que toman todas las dimensiones. Tablas o lienzos con objetos y esculturas adheridos que sugieren presencias terrenas de la simbología religiosa judía y árabe, y que se vuelca en escenarios españoles con edificios de diversas inspiraciones, donde la mujer española se mueve indiscutiblemente en español.

    La experiencia es multisensorial, hecho que ya he comentado con anterioridad me fascina. Sylvia pone música que se oyen tras de lecturas de la Torá en las sinagogas o la oración del viernes de llamada a la s mezquitas que se accionan desde dentro de las instalaciones. Hay luz que salen de los edificios y fuentes con agua que pacifican aún más la espiritualidad del ambiente. La autora se lamentaba de no haber podido terminar una iglesia para poder cerrar el círculo de las culturas y creencias en las que se ha desarrollado, pero cree haberlo complementado de sobra con los lienzos donde escultura y pintura se unen para siluetear a una mujer española con solera, femenina y muy identificable.

    Los materiales que Sylvia utiliza son tan diversos que a ese respecto creo que esta es una de las muestras más innovadoras que han pasado por el Centro Cultural. Una aleación de aluminio especial preside el armario donde se guardan los pergaminos de la Torá, el trabajo de orfebre es magnífico, un repujado impropio de este material, con las ventajas de que pesa muchísimo menos que el estaño o el bronce. Usa también, materiales de reciclaje, piedra, telas, piel, objetos varios que encola y endurece o utiliza de una forma original. Digno de mención es el uso que hace de resinas y de la misma cola de carpintero, que utiliza para relleno de moldes que prepara para hacer pórticos y arcadas, que acogen a la mujer española o algún personaje importante de las distintas creencias que conviven ahora en el Cortijo.



    La artista representa templos, el Arca de la Alianza, edificios, símbolos como el candelabro de nueve brazos, escribe frases de conciliación y amor en los dinteles. Parece imposible que el trabajo no esté pensado concienzudamente antes de empezar pero Sylvia afirma que va progresando por intuición. Lo que sí está claro es que es una mujer que hierve por dentro, ávida de buenas ideas, buenas intenciones y un deseo adolescente de experimentar que la hace fascinante. Hablando con ella me dio la impresión de que aún quedaba mucho en ella de esa chica que cogió su guitarra y se fue a vivir la vida colectiva de un kibuzt al suroeste de Israel. 

Ana E.Venegas

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