miércoles, 3 de febrero de 2016

Insomnio Tecnológico

    Tenemos un nuevo fantasma en nuestras habitaciones. Otro derivado de la forma de vivir que estamos adquiriendo. Estamos rodeados de tecnología  que nos hace pensar que somos seres tocados con una varita mágica,  pero que cada vez nos hace la existencia más complicada, sobre todo, si no lo manejamos como lo que son, herramientas, HERRAMIENTAS y no el motivo por el que existimos.

     ¿Cuántas personas no han intentado que les llegue el sueño mientras ven televisión en la cama, o aún peor, mientras sostienen su portátil con ambas manos y con una endiablada pantalla a treinta centímetros de los ojos? O ¿Cuántos de nosotros nos dedicamos a contestar mensajes de Wapsap o Facebook justo antes de irnos a la cama desde el mismísimo teléfono móvil?

    Si nos observamos cuando estamos en esas prácticas, nos veremos con los ojos como platos, sobre todo si nos bombardean imágenes violentas o de mucho movimiento. No es necesario para quedar insomne ni siquiera que estemos viendo una película sobre el Holocausto, la sola incidencia lumínica provoca una excitación propia de un partido de fútbol a las doce de la mañana. En vez de abrazar el perseguido sueño nos ponemos alerta y no conseguimos dormir más que cuando llega el agotamiento.

    Un estudio del Centro de Investigación Lumínica del Instituto Politécnico Reusselaer, de Nueva York, alerta sobre la incidencia que las pantallas digitales pueden generar no sólo en la dificultad para dormir, sino también en la calidad de nuestro descanso. La clave está, según explica Jesús González Rato, neurofisiólogo y responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Central de Asturias, en la llamada MELATONINA, una hormona que "regula el ritmo circadiano, que es como nuestro reloj biológico. La hormona se segrega según la luz que percibimos". A más luz, menos melatonina. Y a menos melatonina, menos sueño.


     Así que el truco y perdonen que barra para casa, es irse a la cama con poca luz, tenue en la mesita de noche, abrir un libro o incluso un ebook pero con baja intensidad lumínica y dejar que morfeo venga a recogerte. No deje que los fantasmas de los pantallazos alejen su sueño, lo pagará mañana.


Texto: Ana E.Venegas
Fotografía: Diferentes autores en Google

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