jueves, 6 de abril de 2017

“Patria” de Fernando Aramburu

Imagen relacionada   Soy una escéptica, lo reconozco, en cuanto un libro huele a best seller huyo de él como del caimán, pero en esta ocasión he de reconocer mi error y agradezco a amigos que han insistido en que lea esta obra que para mí tiene el mérito de ser literaria, al margen de lo conmovedora y reflejo de una época, parece que superada.

    En cuanto empecé a leerla sentí, primero que me había enganchado como una bellaca y segundo que la novela tenía graves errores gramaticales. En mi aversión a las novelas de éxito de ventas, tardé en darme cuenta de los recursos que utiliza el autor para reflejar el uso del español por el hablante vasco, las particularidades con el leísmo y sobre todo el uso del condicional por el subjuntivo. Este hecho que no deja de ser anecdótico es un reflejo del esfuerzo que ha realizado el autor al mostrarnos una realidad vasca, un lenguaje, unas formas, unos personajes con sus motivaciones personales y que nos resultan cercanos porque forman parte de nuestra vida, porque el conflicto ha crecido con nosotros.

Resultado de imagen de fernando aramburu patria    La obra cuenta la historia de dos familias en el País Vasco, en momentos terribles de generación de la violencia, del asesinato, de la infelicidad, el sacrificio, el lavado de cerebro, la falta de libertad, la deshumanización, las vidas sesgadas y las inutilizadas, el miedo, el miedo, el miedo. A través de estas familias conocemos al joven que se integra en grupos violentos y que acaba siendo un asesino de ETA, una madre que lo justifica todo por amor, un padre destrozado ante la falta de futuro de su hijo, una hermana que no alcanza a comprender el odio, un homosexual que no puede ni plantearse ni pedir ayuda en su proceso de autoconocimiento ante la urgencia de otros acontecimientos, un asesinado por ETA, un hijo sin vida propia volcado en la amargura de su madre, una hija escapista del dolor y una esposa-madre muerta en vida.

     Fernando Aramburu atesora nueve protagonistas que cuentan sus historias a veces desde un narrador omnisciente, a veces desde sus propias voces, además no lo hacen de forma lineal, sino que intercalada, de manera que el lector siente haber estado en un lugar ya común, pero esperando algo más y desde otro punto de vista. En cuanto a eso, los puntos de vista, el asesinato del empresario extorsionado por ETA está contado desde cómo lo vivieron los nueve personajes, recuerda al efecto Rashomon de Kurosawa.

Resultado de imagen de fernando aramburu patria    Esta estructura es una verdadera obra de arte en sí, de una gran dificultad y maestría pero que al espectador normal y corriente no le supone un sobreesfuerzo, al contario lo alenta a conocer cómo el mismo hecho se puede vivir de maneras diferentes. Si de la lectura de un libro debe nacer un cultivo, no hay duda de que la comprensión y la empatía anida en nosotros con “Patria”, despertando momentos de misericordia incluso con el propio asesino o con los que lo protegen.

    Sólo hay un personaje que no tiene perdón de Dios y es precisamente el cura, un cura abertzale que no sabemos dónde ha podido aprenderse los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia, ni cuándo Dios bajó para contarle que bajo según qué ideales matar no es el Quinto. Recordemos que esta figura no es ni mucho menos exagerada y que cierto clero vasco se portó muy mal en el conflicto, no olvidemos al obispo que se negaba a abrir la iglesia para hacer el funeral de una víctima, ni el apoyo y la disculpa y una serie de despropósitos que según sus creencias deberán ser juzgadas ante Dios, a ver cómo lo explican.

    Ya sabemos del dolor de las víctimas, de un pueblo aleccionado o acojonado, ya sabemos de las muertes y también de las vidas desperdiciadas, de familias destruidas por ser víctimas de extorsión o/u atentados, pero también conocemos las familias con hijos en la cárcel por decenios, asesinos que ven jugar a la Real y al Atletic año tras año desde una cárcel, sin futuro, sin proyecto, un despropósito.


     Aramburu no lo dice, pero la tierra no es de nadie, nacer en un lugar es un accidente, de hecho, él vive en Alemania. Mucho podríamos reflexionar con este libro, mucho, pero hay algunos que deben quedar abatidos con lo que se ha hecho en tierras de bien con una población de grandes valores. El final nos da un resquicio a la esperanza, a que las heridas dentro de muchos años puedan llegar a curarse, a que un día en esas tierras verdes del norte, la gente pueda salir a crearse un futuro, disfrutar con todos y de todos, no estar preso del miedo, del rencor, por ahora, la sangre parece estar aún fresca y con que no se produzcan más explosiones o tiros en la nuca, nos damos un trecho para sacar la mercromina e ir poniendo tiritas al alma.

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