martes, 1 de agosto de 2017

“Jane Eyre” de Charlotte Brontë, análisis en Marbella


Resultado de imagen de jane eyre    Hoy os traigo el análisis de la última obra que el club de lectura de la FNAC de Marbella ha elegido para el mes de Julio. La obra es una novela del Siglo XIX, con muchas particularidades de la literatura romántica, incluida la del héroe, solo que en esta ocasión es una heroína, ya que la Brontë consigue presentarnos un personaje femenino íntegro, que se permite tener deseos, cuya férrea moral la lleva por los caminos poco habitado de la rebeldía social y que es persona antes que mujer o porque es mujer es persona que solicita un lugar independiente de varón, de presiones sociales en el mundo. Pero, es que a la vez está imbuida de unos valores universales inusuales de su situación y género, impropios para la época y que la convierten en una mujer luchadora, valiente, fuerte, íntegra y muy inapropiada para su tiempo.

    “Jane Eyre” cumple además con su característica decimonónica, ya que describe con fidelidad una época de desigualdades sociales donde la burguesía empieza a tomar el relevo a las clases nobles que decaen en la medida que sus gastos son inferiores a sus pasivos ingresos y donde el clero puede llegar a ser muy poco misericordioso en favor del orgullo de superioridad moral o posición social.

Resultado de imagen de jane eyre    El papel de la mujer en la época era “al servicio de”, de los maridos, de los padres, de la familia, de los “amos”, incapaz de valerse por sí sola, la mujer de este tiempo se perpetua como sombra y persigue la continuidad del sistema exponiendo sus encantos para ser adquirida en propiedad de un hombre que sustente su seguridad, su apellido, sus gastos o simplemente su aterrante individualidad. En este apartado es donde Jane Eyre es revolucionaria, se revuelve contra el poder, desde pequeña, si no se siente dignamente tratada tiene la capacidad de articular la protesta, aunque signifique el apartamiento del confortable redil, no tiene miedo o consigue superarlo. La incertidumbre, el peligro, la asfixian menos que una situación injusta. Porque Jane ha comprendido algo que muchas mujeres aún hoy no han hecho, que son, que existen, que tienen derecho a un espacio, aunque nadie más lo sepa. La periodista Concha Montes lleva siempre una gargantilla como trofeo de su madurez como mujer y persona, tiene dos palabras engarzadas “YO SOY”. La genialidad de Jane Eyre fue comprender, vislumbrar, este hecho en el Siglo XIX, aunque, claro, no lo definió perfectamente, era un concepto en proceso de nacimiento y evolución. Pero ya su decisión de estudiar, de trabajar, de pagar sus cuentas, es un tremendo signo de independencia.

    La autora hace que su protagonista tenga y sepa apreciar grandes valores poco estimados en aquel tiempo. Y ¿para qué vamos a equivocarnos?, tampoco es que estén generalizados hoy en día, la belleza es más que un físico, para ella es capacidad de superación, talento, empatía, es inteligencia, cultivo del intelecto, modales, asertividad, generosidad, sentido del humor, curiosidad intelectual, perseverancia y cualidades para la conversación. Con todos estos mimbres desliga a la mujer de la criatura en busca de boda.

Resultado de imagen de jane eyre    La novela, publicada en primera edición como autobiografía, es de gran extensión, seiscientas páginas que pueden parecer un gran ladrillo si no fuese porque la narración en primera persona te arrastra desde el primer momento por un escenario en el que no dejan de ocurrir acontecimientos que el lector siente a veces con angustia, con pena, con esperanza y finalmente con satisfacción, aunque esa cuadratura del círculo es lo que menos me gusta de la obra. Tampoco son desdeñables los momentos sobrenaturales que imprimen cierto misterio a la novela.

    No podemos olvidar las grandes desigualdades sociales y el tipo de servicio doméstico que se convirtió en una clase social simbiótica en el que el estilo de vida de las familias pudientes no era posible sin sus empleados y sus empleados formaban parte del aparato. Este estatus quo, cada vez resultó   menos llevadero para las familias encaramadas en el Olimpo social, porque no podían pagarlo y porque la clase trabajadora iniciaba el camino independiente de la clase media baja gracias a la industrialización.

    Otra cuestión importante era la situación de los niños, indefensos, sin voz, sin derechos, niños, maltratados, privados de cariño, explotados, abusados, frontón de ira y frustraciones. Sólo algunos hijos de familias pudientes vivían sus infancias, aunque el dinero no da la afectividad. Eran usuales las instituciones donde acababan los huérfanos, lugares de beneficencia en los que la disciplina y el orden se exigía como oposición a los castigos físicos y psíquicos más dolorosos y humillantes, sin que se considerara la posibilidad de estar realizando actos amorales, sólo algunos escritores como Dickens nos han dejado estos hechos como lamento literario.

Resultado de imagen de jane eyre    A mi entender, la novela es muy interesante, por algo es un clásico de la literatura y hay muchas razones de peso para acometer su lectura sin embargo, la redondez de la figura de Jane Eyre me resulta tan repelente como el final de la obra, tanta perfección moral, tantos valores en una misma persona no deja de resultarme ficticio por más que es propio de las novelas románticas. Una cuestión que arguye la novelista en su narración es la excusa por la que se convierte en lícita la posibilidad de que un señor casado sea un hombre de bien y tenga derecho a desear casarse con otra señora, la razón es que su esposa está loca. Ahí es donde descubrimos las dos velocidades de pensamiento avanzado de la Brontë, ya que su visionario feminismo, preocupación social y reflejo de la situación de los niños, se contrapone con la falta de misericordia ante una enferma mental a la que carga con los síntomas de todas las enfermedades mentales que conoce y que además dota de maldad, en un desconocimiento lógico de la psiquiatría pero, en un intento visible de defender un amor fuera del matrimonio, cuestión que en su moralidad tampoco vislumbra, quizás es pedir demasiado.

    Finalmente, es necesario hablar de la consciencia de que la vida pertenece a cada persona y tiene derecho a ser dirigida según su voluntad, las presiones de mentalidades religiosas fanáticas no apartan a Jane Eyre del camino de SER, de decidir, ninguna moralidad de sacrificio está por encima del derecho a buscar la felicidad de todo ser humano.

1 comentario:

  1. Adoro esta historia. Una novela muy profunda que me robó el corazón.

    Besos, guapa

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